Javier llega feliz en el regazo de su mamá. La mamá, muy confiada, entrega al niño a la educadora, pero Javier necesita un poquito más de tiempo para despedirse de su mamá, mostrándolo con su actitud corporal. Javier de nuevo vuelve a los brazos de su madre y ella, con calma y amor, facilita la transición de sus brazos a los de la educadora, propiciando con estos momentos el establecimiento de vínculos seguros y afectivos con sus nuevos adultos de referencia, que lo ayudarán a disfrutar de todos los momentos que se viven en la escuela.