Página abierta. Cibereducación. Reflexiones sobre el aprendizaje digital en educación infantil en tiempo de Covid-19

Las conexiones en línea con los niños y las niñas del segundo ciclo de educación infantil (de 3 a 5 años) durante el tiempo de confinamiento han abierto puertas a una nueva manera de aprender y de transmitir conocimiento. La experiencia vivida, aunque limitada, nos permite extraer reflexiones sobre el uso de las tecnologías digitales, la metodología asociada y sus objetivos pedagógicos en estas edades tempranas.

«Los nativos automovilísticos también han de aprender a conducir.»

A menudo se dice que son niños nativos digitales, y así es de alguna manera, pero estos días hemos constatado que, si bien es cierto que poseen un buen dominio intuitivo del uso de los dispositivos que tienen al alcance, no es tan cierto que dispongan de las competencias necesarias de interacción digital para hacer un aprendizaje telemático que vaya más allá del entretenimiento. Hay que pensar, como docentes, la manera de abordar a través de una pantalla unas dinámicas activas en que se puedan poner en práctica aspectos como la cooperación, hacer agrupaciones, respetar el ritmo del aprendizaje individual, experimentar, crear espacios de reflexión con oportunidades de elaborar vivencias en grupo de todo aquello que han vivido, aprender haciendo, etc. En consecuencia, hay que rediseñar el proyecto pedagógico de cada escuela introduciendo el formato digital, para no convertir las conexiones en un volcar materias y materiales por parte de los docentes, y fomentar así la escucha pasiva de niños y niñas, educados en las competencias de aprender experimentando, eligiendo y compartiendo. Pero difícilmente podremos, sin el contacto físico, proporcionarles todo aquello que necesitan para crecer y desarrollarse saludablemente en los aspectos físico, social, emocional, creativo e intelectual. La herramienta digital tiene que ser esto, una herramienta más, y no puede sustituir plenamente el aprendizaje presencial, integral y holístico.

Otro aspecto clave es la motivación y la emoción como puerta de entrada al conocimiento, al aprendizaje y al crecimiento. Durante semanas, los docentes preparamos, elaboramos y editamos vídeos y materiales motivadores para nuestros niños, que los esperaban con la ilusión de un reencuentro simbólico que los mantenía vinculados con su comunidad de compañeros, compañeras y maestras. Bailar con ellos, cantar, hacer meditación y yoga, explicar cuentos, proponer retos científicos, se convertía en un estímulo deseado que nos permitía mantener una cierta cohesión de grupo desde el domicilio de cada cual y, a menudo, con la participación de las familias. Estos materiales llenos de contenido tienen que ser un banco de recursos de alta calidad, lleno de sentido pedagógico, puesto que fueron el chispazo que encendió la llama del interés y del estímulo para seguir aprendiendo más, abrieron una ventana de gratificación emocional ante el impacto del distanciamiento físico, fueron un esperar con ganas las próximas propuestas para hacer en las conexiones de forma grupal, individuales o en familia (implicada al máximo durante estos tiempos, logrando un rol inesperado y que fue imprescindible para mantener vivo el espíritu de la escuela).

Una vez logrado el reto de mantenerlos motivados, animados, emocionados y abiertos al aprendizaje, hay que hacer una revisión del currículum y diseñar herramientas que los ayuden a desarrollar unos hábitos digitales que les permitan más autonomía, con un dominio adecuado del lenguaje tecnológico y el uso de las herramientas con más profundidad. Porque, aunque se hayan reincorporado a la escuela, es nuestra obligación acompañarlos en su crecimiento competencial en las tic, hacer compatible el aprendizaje digital y presencial, y transformar dentro de lo posible la distancia física que nos pone la pantalla a la hora de aprender y relacionarnos. Es difícil que la tecnología pueda sustituir la escuela presencial, de trato y contacto personal, de relación entre iguales, de movimiento y juego, pero debemos ser creativos para poder tener las escuelas abiertas educando en la responsabilidad hacia la salud, asumiendo los riesgos de la vida y conviviendo con la escuela en línea cuando sea necesario.

Mar Català, Escola Ramon Fuster, Fundació Collserola.
mcatala@fundaciocollserola.cat

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