Miquel Àngel Essomba

Irene era música, infancia, mirada y memoria, y dedicó su vida a promover los derechos y el cuidado de quienes necesitan adultos con alma de niño para ser comprendidos. La recordamos a través de las palabras de @miquelessomba (Exdirector de Perspectiva Escolar)
Publicado en la revista Perspectiva Escolar número 404 (marzo 2019)

MIRADAS. IRENE

Uno de los mejores tributos que podemos hacer a Irene es a través de la música. Como madre y como maestra, cantaba a los niños para relajarse o hacerlos dormir con quie-tud. Sus últimos días, escuchaba canciones de cuna para serenarse. Su nombre, Irene, tiene una sonoridad que ha inspirado decenas de tonadas. Sin saberlo probablemente, su alma quedaba reflejada en decenas de canciones que podían sentirse en todo el planeta. Primera balada:

Irene
I know it ‘s hard to stay away
I can only imagine
The things that you must say

But you should know
Better anyway
The way that you say
(Caribou)

Sí, Irene era música, y la canción a la que dedicó toda su vida fue la educación. Su ambición inagotable por una educación pública y de calidad no conoció topes, ni fronteras. Tanto podía crear un programa de apoyo para mujeres de Latinoamérica que se esforzaban por una pequeña infancia con derecho real a ser educada en libertad, como sentarse en una plaza pública de Berlín, rodeada de mujeres europeas, para tejer vínculos y hacer red a favor de una Europa que creyera en la educación como motor de justicia social.

El traspaso de Irene ha dejado sin aliento cientos de personas del mundo de la educación, en nuestra casa y en todo el mundo, y deja un vacío y un silencio que quienes aún estamos en ruta tendremos que mirar como llenamos. Porque son personajes como Irene quienes, cuando nos abandonan para siempre, realzan el valor de sus palabras, y arraigan el interrogante eterno sobre qué habría pensado ella sobre este o aquel tema. Vamos a la segunda pieza, está más cercana:

Irene
Columpiándose en los alambres

Irene
Convidándome a conocerla, emplazándome …
No comprendo como usted pasar y no Verla
(Joan Manuel Serrat)

Irene era también infancia. Una niña eterna que las noches y los días habían ido curtiendo en la dureza de la existencia, pero que nunca perdía el aroma intenso y rebelde de los primeros años. Irene te miraba con una ingenuidad astuta y una astucia ingenua, como un niño de tres años.

Irene guardaba celosa su alma de niña muy adentro, para que nadie pudiera verla, y sólo la mostraba a los que más quería. Y esta alma de niña fue la culpable, en parte, de una vida entera dedicada a promover los derechos y el cuidado de los más pequeños, de los más indefensos, los que necesitan adultos con alma de niño para ser comprendidos, y satisfacer sus necesidades más básicas.

Esta combinación extraña de niñez y dureza la hacía incomparable a cualquier otra persona conocida. Siempre luchaba por no perder nunca la pureza, ni la esencia, ni la inocencia, y se entristecía cuando la cruda realidad se las hacía perder. Irene no dejaba indiferente a nadie, y esta era sin duda una de sus principales fortalezas, y bien que lo sabía, y también una de sus principales debilidades. Vamos a la tercera canción:

Mentre il mondo sta girando senza fretta
Irene al quarto piano è lì tranquilla
Che si guarda nello specchio
E accende un’altra sigaretta
(Francesco di Gregori)

Irene, además, era mirada. Unos ojos oscuros que te atravesaban interrogadores, escudriñando cada uno de tus pensamientos, analizando -como si fueras un espejo- que había de ella en ti, o de ti en ella.

Cigarrillo en mano, la mirada de Irene hablaba en el silencio. Las reuniones con su presencia debían tener un sentido (la pérdida de tiempo no formaba parte de su universo), y una conclusión (había que avanzar siempre, nunca quedarse quieto por mucho tiempo en el mismo lugar). Agradecía la sinceridad, de la misma manera que te la regalaba, a veces sin pedirla, y procuraba dejar los sentimientos aparte de la gestión, aunque al final los sentimientos todo lo impregnaban.

Irene quería encontrarse con miradas como la suya. Empujaba todos a enfrentarse con los problemas con coraje y determinación, sin eludir el conflicto. Y no descansaba nunca hasta que conseguía que quienes la rodeaban demostraran algo parecido a su actitud combativa. Última canción:

Irene goodnight,
Irene goodnight.
Goodnight, Irene, goodnight, Irene,
I’ll see you in my dreams.
(Pete Seeger)

En definitiva, la Irene era memoria, y por ello quedará en la memoria. Por eso dedicó una vida entera a salvar, a su manera, Rosa Sensat de su propio futuro. Por eso nunca pudo reponerse de la pérdida de Marta. Por eso lo daba todo para preservar el valor incalculable de la escuela infantil en Barcelona.

Y no nos olvidemos: Irene, contra lo que muchos puedan pensar, amaba la Perspectiva Escolar, la «Perspectiva». Porque fue la primera revista de Rosa Sensat, fundada por Marta, portavoz de una visión sobre la infancia que salvó las palabras para las generaciones futuras, parafraseando al poeta.

CONCRIT, Berlin 2007

Música, infancia, mirada, memoria. Irene. Buenas noches, nos acompañarás en nuestros sueños -de aquellos que nos mecen mientras estamos dormidos, o aquellos que proyectamos en mil ideas mientras estamos despiertos- para siempre.

Miquel Àngel Essomba
Exdirector de Perspectiva Escolar
Publicado en la revista Perspectiva Escolar número 404 (marzo 2019)

 

 

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