Escuela 3-6. Enredarse Compartiendo currículo entre Educación Infantil y Formación Profesional

Lo invisible de ser maestra, los espacios del entorno cercano, la fluidez del equipo educativo y la necesidad de vivir el currículo son algunos de los temas que se dibujan en una maravillosa experiencia entre niños y niñas de Educación Infantil y de Formación Profesional.

Hay una cierta manera de conocer –previa a lo que llamamos conocimiento– desde la cual es posible, sin saber cómo es una cosa, conocerla. Esta manera de conocer es tan abierta que admite diversas formas, sin que por eso todavía se sepa cómo es. Este preconocimiento o aroma es mi guía en lo desconocido, en lo deseado, en lo necesario. Nunca discuto con él a priori y nunca dejo de hacerlo a posteriori.

Eduardo Chillida
Escritos, Madrid: La Fábrica, 2016

Me gusta cuando sus ojos brillan, creo que les he ofrecido algo bien rico 
Hay una clara similitud entre ser artista y ser maestra: el desarrollo de las funciones implica una alta creatividad. ¿Por qué son roles sociales altamente creativos? Es un rol opuesto a seguir una sola línea, unívoca, cerrada y preconcebida.

Hay que sentir el vacío de la incertidumbre, el desasosiego de las múltiples posibilidades, la inseguridad de la intuición o la pesada fuerza de la autocrítica. Destrozando esa preciosa cita de Eduardo Chillida, hay que desconocer lo que proyectamos para que sea lo más abierto posible; hay que dejarse llevar por un deseo, por una necesidad: la infancia.

¿Qué puede aprender la infancia en una clase que no deba aprender en su contexto cotidiano?
La clase es un espacio muerto porque es cerrada, tiene la tradición de ser escolarizante, de estar sujeta a tiempos y espacios que marcan hábitos y rutinas para muchas personas a la vez. ¿Qué tal si salimos un poco de ella para disfrutar de los espacios cotidianos? Podemos ir al supermercado para comprar las cosas para la fiesta, al parque infantil con estructuras múltiples de desarrollo psicomotor, a la biblioteca para recoger libros sobre los árboles… ¿No es mejor acompañar en los espacios reales de la vida?

 

Reconozco el tremendo bienestar que se siente al llegar al bosque más cercano. Después de un ratito caminando desde el cole vemos los árboles a lo lejos, oímos el río cuando estamos más cerca y ya llegamos cuando pasamos por el puente colgante. ¿Cómo van a aprender todas estas sensaciones en una clase?

Esta vez observamos los árboles: escogemos uno, lo dibujamos y sobre todo hablamos. Árboles largos, árboles de tronco compuesto desde el suelo, árboles caídos con musgo, otro muerto o casi muerto, porque tiene una rama cortada, pero las yemas están llamando a la primavera. Árboles y todo lo demás.

Rebelión, rebelarse, rebeldía. Rebelión: fin de la paciencia, un temblor de dentro hacia fuera, hacia la calle, hacia la plaza. Rebelarse: ser intolerante con un mundo que no tiene paz ni te deja en paz. Rebeldía: sacudirse el polvo de lo que ya pensabas. Pero no es contra qué. Es junto a quién.
Carlos Skliar, No tienen prisa las palabras, Avinyonet del Penedès: Candaya, 2012.

¿Con quién pensar para la infancia?
Una profesora de Secundaria, un profesor de ciclos formativos de Agraria y yo, maestra de Infantil, nos conocemos por casualidad y pensamos y desarrollamos juntos una experiencia educativa para nuestros niños y niñas: somos un equipo educativo.

La profesora de Secundaria y yo nos vemos en los encuentros de educación infantil en el centro de profesorado de nuestra zona. Hay que dejarse llevar por la casualidad. Necesito unas rodajas de tronco para el patio y en su instituto se hacen prácticas de motosierra, por lo que hay muchas rodajas de troncos que podemos llevar. Esta casualidad lleva a la posibilidad de que los visitemos. Tiene un compañero en Agraria que comparte esta forma de mirar el currículo.


Los aprendizajes del currículo son los necesarios para la vida

Los mayores contarán a los pequeños lo que saben sobre jardín escolar. Los mayores, alumnado de ciclos formativos de Agraria, aprenden sobre la conservación y cuidado del medio natural. Serán futuros guardas forestales, jardineros, prácticos en trabajos de topografía…

Los pequeños, de Educación Infantil, aprenden sobre el diseño y ejecución de un jardín escolar en las zonas verdes de su colegio.

Hay una apuesta por ofrecer experiencias variadas pensadas desde la funcionalidad del currículo: ¿por qué no afrontar con los niños y las niñas los cambios escolares?, ¿por qué no promover la participación de los pequeños para la mejora escolar?

Esta actividad ha formado parte de otras también muy vivenciales y arraigadas a promover cambios en el entorno escolar con los niños y las niñas: favorecer el juego en las zonas verdes de nuestro colegio. Hemos hecho llegar una instancia al Ayuntamiento para cambiar los árboles de las macetas porque se estaban secando.

Han sido muchos los momentos de charleta en el corro poniendo en común ideas e imaginando el jardín y las zonas verdes del colegio. No ha faltado leer, ojear y conversar sobre cuentos y libros, ni hacer una excursión a un bosque cercano para observar y dibujar árboles o salir a fotografiar setos, arbustos y enredaderas de nuestra ciudad para conocer cuáles podrían servir para nuestro patio.

¿Aprenden a través del juego?
Desde hace nueve años desarrollo mi trabajo para la infancia en la educación pública. Mi deseo es dar la posibilidad de vivir experiencias, ojalá fuese solamente a través del juego, completamente alejada de juicios y acompañada por un sólido equipo educativo.

Dudo mucho si las vivencias como la descrita son las que tengo que ofrecer a la infancia o simplemente son experiencias adultas alejadas de sus necesidades e intereses, y los hacemos participar como adultos más que como niños y niñas.

 

Voy teniendo cada vez más claro que el juego no está presente en los colegios: se corrompe por culpa de metodologías que llevan a los tradicionales aprendizajes taxonómicos mediante actividades más o menos experienciales. Tie­ne que haber otra forma de ofrecer el juego a la infancia a la vez que son los principales agentes para impulsar el cambio y la mejora escolar.

Es hora de abrir un nuevo camino para alcanzar el currículo a través del juego.

Lucía Fernández Sierra, maestra-tutora de un grupo de catorce niños y niñas de 5 años en el
ceip Menéndez Pelayo, Torrelavega.

 

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