Escuela 3-6. Proyectos en tiempo de pandemia o cómo vivir en un cuadro del museo sin pisarlo. Día Internacional de los Museos 2021

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La incertidumbre del curso 2020/21 nos ha llevado a crecer a marchas forzadas para sacar el curso adelante. La imaginación ha sido crucial y la valentía del profesorado, un arma cargada de futuro; los proyectos que han ido llevándose a cabo tienen un poco de todo pero, en especial, mucho de corazón y experiencia.

«El arte es un estado de encuentro.»
N. Bourriaud

Introducción
Este proyecto parte de la necesidad de salir, reencontrarse con los espacios conocidos, reconocerse en ellos y disfrutarlos aunque sea de una manera distinta a lo aprendido. La sección de Bellas Artes del Museo de Jaén permanece en silencio, pero el grupo de Educación Infantil del ceip Gloria Fuertes ha sido museo durante unas semanas.

Cuando los museos no se pueden visitar en grupo, proponemos alternativas para acceder a ellos buscando la complicidad de las familias, que actúan como mediadoras entre la escuela y los espacios museísticos. Este proyecto, más que artístico, es un proyecto relacional en el que dejarse llevar por el asombro de las obras, creando vínculos entre quienes las contemplan construyendo puentes entre sus mundos interiores y los de los artistas.

Diseñando la propuesta
«El arte es un juego entre los hombres de todas las épocas.»
Duchamp

Llegar a clase con la emoción de ilusionar sobre un proyecto solo es posible si antes lo hemos sentido en primera persona. Por lo tanto, decidimos visitar el Museo de Jaén con el fin de encontrar obras de arte que nos invitaran a imaginar qué podría ocurrir si pudiéramos entrar en ellos, con la misma cara de sorpresa que los niños de Mary Poppins en aquel paraje mágico donde daban el salto sobre una pintura para llegar a mundos diferentes. Ahora no éramos docentes; volvimos a nuestra infancia, en la que todo era posible, con una mirada a las obras de las salas inusual, mucho más lúdica y que nos llevó a imaginar relatos divertidos, de miedo, de juego, etc. Vivirlo y llegar a clase con esta experiencia fue mágico, y pronto surgió el interés por continuar con la idea de ser parte de las obras y crear toda la escena en torno a lo pensado. Solo dos niños dijeron que no querían vivir en un cuadro, porque se habían metido tanto en el papel que pensaron que podría ser para siempre; recordarles que solo ocurriría en su imaginación los hizo cambiar de idea.

Las directrices marcadas por la dirección del centro debido a los protocolos sanitarios no nos han permitido realizar visitas al exterior, motivo que nos llevó a planificar otras formas de acceder al museo. Así, realizamos un recorrido virtual exponiendo algunas obras que seleccionamos e invitamos a los niños y niñas a elegirlas en familia paseando por las salas, y eran ellos quienes proponían qué cuadro contemplar, buscando con interés, con la mirada que va más allá de observar, que actúa, imagina, crea…, y hace suya cada una de las obras que la emocionan.

Construir un relato a partir del arte
«Las miradas son las posibilidades de los cuadros.»
Duchamp




Esta propuesta parte de la idea de crear una obra de arte como «un bloque de afectos y percepciones» (Deleuze y Guattari, en Bourriaud, 2006), en la que los momentos de subjetividad se entremezclan con las experiencias vividas (la obra de arte como objeto relacional entre quién la observa), el artista y el mundo. En esta concepción los museos dejan de ser lugares para ser contemplados para ser espacios en los que se interactúa, se dialoga…


Nos iniciamos con una tertulia artística dialógica proyectando las obras seleccionadas para observar, debatir, reflexionar sobre la vida en diferentes épocas, expresar sentimientos y sensaciones, ampliando conocimientos artísticos, el gusto estético y el pensamiento crítico. Las conversaciones sobre arte exponiendo sus argumentaciones favorecen el aprendizaje dialógico y serán el germen de las intervenciones en los cuadros.

Seleccionar la obra sobre la que ser protagonista no fue fácil, cada una contenía matices diferentes que evocaban acciones muy distintas: «casa rota», el río, el mar, «las piscinas de colores», la montaña, las caras múltiples sin rasgos faciales, «el lagarto de Jaén»… Adentrarse en esos paisajes e imaginarse lo que podrían realizar en ellos elaborando un guion en el que representarían el papel principal de la escena, actuando y dando voz a los personajes que intervienen, llevó a los niños y niñas a pensar cuál sería la postura corporal adecuada a la acción que realizarían en el relato creado. Una vez definido todo, los fotografiamos para incluirlos en el lugar exacto que indicaron cada uno de los niños y niñas. Hubo quien pensó que, para ser más fieles a lo que querían representar, necesitaban sostener objetos como una pala para buscar serpientes en la arena del desierto o una bandeja con frutas para venderlas por las calles del pueblo.

Con el fin de conseguir una visión más integrada de las niñas y los niños en los cuadros, incluimos las fotografías en las telas con un programa de edición de imágenes, y posteriormente se imprimieron para convertirse en el lienzo de partida. Ahora, tocaba analizar qué debía añadirse para completar la narración traduciendo a lenguaje plástico todas las ideas expresadas oralmente ante el grupo.

Exponer, un reto compartido
Los niños y niñas se sintieron tan satisfechos con el resultado estético de la actividad que pensaron en la posibilidad de exponer sus obras junto a las originales, una propuesta que necesitaba de la colaboración y aprobación de otras instituciones. Surgieron ideas sobre a quién dirigirse o cómo comunicarse, y al final se decidió escribir una carta y hacer una búsqueda en Internet para conocer la persona a la que iría destinada (Francisca Hornos, directora del Museo de Jaén). Como docentes quisimos aprovechar la oportunidad que se nos brindaba de acercar la carta formal y el tratamiento al registro de salida del centro. Para ello, invitamos a la administrativa para que nos informara de todos los pasos necesarios: papel y sobre timbrado, sellos, fecha…, y cómo se procede a archivar una copia.

Al ser una carta oficial decidieron que era necesario «escribir en el ordenador», ya que es la opción que se usa en estos tipos de documentos. Respetando su nivel de desarrollo en la adquisición del sistema de escritura y confiando en que el texto sería comprendido por quien recibiera la carta, los acompañamos en la escritura, buscando que pudiera entenderse, sin correcciones ortográficas para evitar centrarnos más en el error natural que acontece en los procesos de adquisición del código escrito que en el discurso del texto.

Una carta enviada sobre la que no sabíamos cuál sería la respuesta los llevó a seguir buscando alternativas por si la petición era denegada. Tenían claro que los cuadros merecían ser expuestos, que deseaban que salieran de los muros de la clase para ser contemplados: si no puede ser en el museo, «será en nuestro cole, hacemos fotografías y las enviamos por e-mail…».

No tardó en llegar la respuesta de la directora del Museo a través de un e-mail, que leímos con mucha emoción y que nos hizo saltar de alegría al comprobar que nos esperaban para organizar la exposición. Para los niños y niñas, saber que su voz es escuchada por las instituciones públicas les da alas para sentirse capaces no solo en el ámbito escolar, sino en la vida.

Teníamos las obras, pero necesitábamos organizarnos y planificar todos los textos que acompañan una exposición: obras, cartelas, cartel, catálogo… Partimos de referentes textuales con el fin de acercarnos a sus características y ser lo más fieles posible a lo que podemos consultar en una muestra de arte; para ello leímos las cartelas fotografiadas de los cuadros y seleccionamos algunos de los datos más relevantes para la escritura, ya que al ser niñas y niños de 5 años realizar el texto con el ordenador ralentiza los procesos.

En cuanto al cartel, necesitábamos un título para la exposición que fuimos moldeando entre todo el grupo, recordando el aspecto lúdico y algunos nombres de juegos, y al final se decantaron por «1, 2, 3…, al cuadro otra vez.» Todavía necesitábamos conocer el lugar, los días de la exposición, escoger una imagen impactante que necesariamente debería guardar relación con las obras… Al pensar en cuál elegir surgió el conflicto, porque aquí el criterio era más emocional: todos querían la suya. Lo solucionamos con una composición de todos los niños y niñas; así, todo el mundo estaría representado e invitaría al juego de buscarlo en los cuadros.

Para la elaboración del catálogo, analizamos diferentes ejemplares
–algunos de exposiciones colectivas o individuales– de artistas conocidos, como Carmen Montoro o David Padi­lla… Anotamos que incluiríamos: índice, presentación, cómo jugar a meterse en los cuadros, la historia de nuestro cuadro, dos planos (uno con escaleras y otro con rampas)… Poco a poco se fue dando forma al catálogo con la ayuda de las docentes, que lo revisaron y añadieron algunas aportaciones, hasta dar por aprobado el resultado final en su versión digital. También recordaron la funcionalidad del código qr que fue incorporado al cartel para poder acceder a él.

Conclusiones
El Museo de Jaén acogió la exposición colectiva «1, 2, 3…, al cuadro otra vez» como culminación de este interesante proyecto, en el que niñas y niños de 5 años pusieron en marcha la creatividad, el juego, la literatura, la comunicación corporal y el arte. La propuesta nació como alternativa a la visita en grupo para convertirse en una invitación a recorrer los espacios museísticos en familia, con guías de excepción (sus hijos e hijas), expertos y expertas que han transformado las salas de exposición en lugares que se viven y se llenan de historias, en un diálogo entre la obra y quien la observa.

La finalidad de esta propuesta, que va más allá de conocer obras de arte, se fue configurando afrontando el desafío de contribuir a la adquisición de un «alfabetismo visual crítico, que permita a los aprendices analizar, interpretar, evaluar y crear a partir de relacionar los saberes que circulan por los “textos” orales, aurales, visuales, escritos, corporales, y en especial por los vinculados a las imágenes que saturan las representaciones tecnológicas en las sociedades contemporáneas» (Hernández, 2007).

Agradecimientos
A Francisca Hornos, directora del museo, por mostrarnos su entusiasmo y por el tiempo que nos dedicó para que el deseo escrito por las manos de la infancia se haya hecho realidad en la exposición «1, 2, 3…, al cuadro otra vez.

Gracia Moya, Alfonso Ramírez Contreras y Julia Cañada

Bibliografía
Bourriaud, N. Estética relacional. Buenos Aires: Adriana Hidalgo, 2006.
Hernández, F. Espigador@s de la cultura visual. Barcelona: Octaedro, 2007.

Nota
1. https://view.genial.ly/60cb275ef628d90dcbc861 ab/presentation-catalogo-exposicion-2021.

 

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