Editorial. Las familias en la escuela

“Mi abuela me quiso mucho por eso nunca me mando a la escuela,… porque la escuela que construyeron los que llegaron tenía paredes tan altas que impedía que los niños miraran el mar, aprendieran matemáticas contando las olas,calcularan distancias por el ruido del viento, iniciaran la escritura de sus nombres sobre la arena mojada, sin lápiz y sin papel…(Machado, 1996).

A lo largo de la historia, familia y escuela como instituciones claves para el desarrollo humano han tenido cambios y transformaciones que responden a multiplicidad de factores, tales como: políticos, económicos, sociales, culturales, entre otros. Respecto a la escuela como institución formadora, sin subestimar la influencia de esos factores, los cambios responden en gran medida a los movimientos filosóficos y pedagógicos que han orientado las concepciones de enseñanza y aprendizaje y los avances de un curriculum centrado en logros, desde la perspectiva del docente, a un curriculum centrado en el niño y sobre todo en sus potencialidades para la construcción de aprendizajes. Cambios y transformaciones que en la interdisciplinariedad del conocimiento se fortalecen con los avances de la psicología del desarrollo y del aprendizaje y en últimas décadas con los aportes de las neurociencias al campo educativo.

En lo que a familias atañe, en el transcurrir de la historia se han conformando una diversidad de estructuras familiares, inicialmente la definición y organización clásica se asoció a parentesco consanguíneo entre padres e hijos, o entre padres, hijos y familiares, a las llamadas familia nuclear, extendida y monoparental. Con data más reciente la clasificación de familia incluye a la homoparental con hijos tanto biológicos como adoptados. A parte de esta clasificación se han conformado otros tipos de familia como la denominada familia ensamblada que para Davison (2004), tienen un estilo de funcionamiento e identidad y una configuración diferente a la familia tradicional nuclear. Pues al constituirse en familia tanto la madre como el padre traen a la unión hijos de relaciones anteriores. En esta clasificación el autor antes referido también incluye familias conformadas por hermanos o por amigos donde el vínculo de familia no responde a parentesco de consanguinidad sino asentimientos de confraternidad y solidaridad.

En ambas instituciones, familia y escuela, transcurre el proceso evolutivo del infante. Aunque cada una tiene funciones específicas o propias el desarrollarlas en función de proporcionar a los niños y niñas bienestar, protección y condiciones favorables al desarrollo integral de cada uno amerita sincronía de acciones y compromiso por parte de los integrantes de las dos instituciones.

En Latinoamérica esa integración trasciende de lo educativo a lo social y cultural apurada por la pobreza, las condiciones geográficas, la movilidad o desplazamientos tanto por razones políticas como económicas. Circunstancias en las que la escuela y con ella sus maestros asumen liderazgos en la planificación y desarrollo de acciones que garanticen atención, cuidado y educación de los infantes involucrando a las familias en un ejercicio de deberes y derechos porque la escuela no puede estar a espalda de la realidad del niño y la niña. Por el contrario trasciende a la comunidad en la difusión de aprendizajes y valores. Una labor ardua, nada simple y casi constante que ha transformado la participación de las familias de seguimiento del progreso educativo de los niños y las niñas a una participación en actividades inherentes al funcionamiento del Centro Educativo, a la adquisición de información sobre el desarrollo del niño para que su proceder en el espacio del hogar sea cónsono con los aprendizajes, valores y competencias que en el día a día del aula desarrolla el docente.

En este sentido la labor formadora de la escuela se extiende hacia la familia y la comunidad y en comunidades que requieren avanzar en desarrollo, encontrar soluciones a problemáticas que al afectar a las familias inciden en los infantes, las escuelas y sus equipos docentes asumen liderazgo no solo para apoyar en la búsqueda de alternativas de solución sino también para incentivar y modelar la integración de acciones en beneficio de todos.

La escuela infantil, por su atención a los primeros años del desarrollo humano fortalece sus alianzas con la familia y los hace coparticipes de las muchas acciones que se requieren para avanzar hacia la educación infantil que queremos y necesitamos. Una labor en la que las y los maestros se van haciendo expertos en involucrar a las comunidades.

En la línea de integración de fortalezas a favor de la educación del infante, se van dando espacios de compromiso mutuo entre escuela y familia, que más allá de reclamar derechos expresa voluntad de avanzar en el logro de metas comunes, ejemplo de ello es el manifiesto del Colectivo de familias organizadas que integran los espacios de Comisión de Fomento Escolar y los Consejos de Participación de la Escuela Pública de Montevideo, familias que sintiéndose parte de la comunidad educativa se organizan para “participar, contribuir e incidir en el fortalecimiento de la escuela pública” (Colectivo de familias organizadas de la escuela pública, 2019, párr. 4). Manifiesto que incluimos en el Sumario para fortalecer las ideas y vivencias que en relación a escuela y familia incluimos en este número.

REFERENCIAS
Davison, D.T, 2004. Familias ensambladas: Los tuyos,
los míos y los nuestros. Argentina: Editorial Javier Vergara.
Machado, O.S. (1998). Prologo para una danza. Caracas: UPEL

Ramona J. Bolívar
Consejo de redacción de Venezuela

Ramona J. Bolívar

“Mi abuela me quiso mucho por eso nunca me mando a la escuela,… porque la escuela que construyeron los que llegaron tenía paredes tan altas que impedía que los niños miraran el mar, aprendieran matemáticas contando las olas,calcularan distancias por el ruido del viento, iniciaran la escritura de sus nombres sobre la arena mojada, sin lápiz y sin papel…(Machado, 1996).

A lo largo de la historia, familia y escuela como instituciones claves para el desarrollo humano han tenido cambios y transformaciones que responden a multiplicidad de factores, tales como: políticos, económicos, sociales, culturales, entre otros. Respecto a la escuela como institución formadora, sin subestimar la influencia de esos factores, los cambios responden en gran medida a los movimientos filosóficos y pedagógicos que han orientado las concepciones de enseñanza y aprendizaje y los avances de un curriculum centrado en logros, desde la perspectiva del docente, a un curriculum centrado en el niño y sobre todo en sus potencialidades para la construcción de aprendizajes. Cambios y transformaciones que en la interdisciplinariedad del conocimiento se fortalecen con los avances de la psicología
del desarrollo y del aprendizaje y en últimas décadas con los aportes de las neurociencias al campo educativo.

En lo que a familias atañe, en el transcurrir de la historia se han conformando una diversidad de estructuras familiares, inicialmente la definición y organización clásica se asoció a parentesco consanguíneo entre padres e hijos, o entre padres, hijos y familiares, a las llamadas familia nuclear, extendida y monoparental. Con data más reciente la clasificación de familia incluye a la homoparental con hijos tanto biológicos como adoptados. A parte de esta clasificación se han conformado otros tipos de familia como la denominada familia ensamblada que para Davison (2004), tienen un estilo de funcionamiento e identidad y una configuración diferente a la familia tradicional nuclear. Pues al constituirse en familia tanto la madre como el padre traen a la unión hijos de relaciones anteriores. En esta clasificación el autor antes referido también incluye familias conformadas por hermanos o por amigos donde el vínculo de familia no responde a parentesco de consanguinidad sino asentimientos de confraternidad y solidaridad.

En ambas instituciones, familia y escuela, transcurre el proceso evolutivo del infante. Aunque cada una tiene funciones específicas o propias el desarrollarlas en función de proporcionar a los niños y niñas bienestar, protección y condiciones favorables al desarrollo integral de cada uno amerita sincronía de acciones y compromiso por parte de los integrantes de las dos instituciones.

En Latinoamérica esa integración trasciende de lo educativo a lo social y cultural apurada por la pobreza, las condiciones geográficas, la movilidad o desplazamientos tanto por razones políticas como económicas. Circunstancias en las que la escuela y con ella sus maestros asumen liderazgos en la planificación y desarrollo de acciones que garanticen atención, cuidado y educación de los infantes involucrando a las familias en un ejercicio de deberes y derechos porque la escuela no puede estar a espalda de la realidad del niño y la niña. Por el contrario trasciende a la comunidad en la difusión de aprendizajes y valores. Una labor ardua, nada simple y casi constante que ha transformado la participación de las familias de seguimiento del progreso educativo de los niños y las niñas a una participación en actividades inherentes al funcionamiento del Centro Educativo, a la adquisición de información sobre el desarrollo del niño para que su proceder en el espacio del hogar sea cónsono con los aprendizajes, valores y competencias que en el día a día del aula desarrolla el docente.

En este sentido la labor formadora de la escuela se extiende hacia la familia y la comunidad y en comunidades que requieren avanzar en desarrollo, encontrar soluciones a problemáticas que al afectar a las familias inciden en los infantes, las escuelas y sus equipos docentes asumen liderazgo no solo para apoyar en la búsqueda de alternativas de solución sino también para incentivar y modelar la integración de acciones en beneficio de todos.

La escuela infantil, por su atención a los primeros años del desarrollo humano fortalece sus alianzas con la familia y los hace coparticipes de las muchas acciones que se requieren para avanzar hacia la educación infantil que queremos y necesitamos. Una labor en la que las y los maestros se van haciendo expertos en involucrar a las comunidades.

En la línea de integración de fortalezas a favor de la educación del infante, se van dando espacios de compromiso mutuo entre escuela y familia, que más allá de reclamar derechos expresa voluntad de avanzar en el logro de metas comunes, ejemplo de ello es el manifiesto del Colectivo de familias organizadas que integran los espacios de Comisión de Fomento Escolar y los Consejos de Participación de la Escuela Pública de Montevideo, familias que sintiéndose parte de la comunidad educativa se organizan para “participar, contribuir e incidir en el fortalecimiento de la escuela pública” (Colectivo de familias organizadas de la escuela pública, 2019, párr. 4). Manifiesto que incluimos en el Sumario para fortalecer las ideas y vivencias que en relación a escuela y familia incluimos en este número.

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