Entrevista. Giselle Silva Panez, gestora del proyecto “Casita de los Picaflores”, Cusco, Perú

Giselle Silva Páez es psicóloga, graduada en la Pontificia Universidad Católica del Perú y doctora por la Facultad de Filosofía de la Universidad de Zúrich. Especialista en investigación cualitativa, se desempeña como consultora y asesora en temas de salud mental y educación. Es autora del libro “La hora del juego libre”, entre otras publicaciones, y ha dedicado su carrera a promover el desarrollo humano y comunitario desde una perspectiva integral y sensible al contexto cultural. Gestora de un centro comunitario que busca el desarrollo integral de la niñez de la comunidad, la “Casita de los Picaflores”, ubicada en el Valle Sagrado de Cusco. La acompañan las psicólogas Melissa Torres y María del Carmen Mosquipa, con el apoyo de la Asamblea Comunitaria de Urquillos y el Comité de Transferencia del proyecto, padrinos y madrinas de los niños. Cuenta con dos locales, la casita y la biblioteca.
https://casitadelospicaflores.org/

¿Cómo nace el proyecto “Casita de los Picaflores”
y qué la inspiró a crear este espacio en el Valle Sagrado de los Incas?
La “Casita de los Picaflores”, fundada en 2021, es un proyecto comunitario de desarrollo infantil que promueve las dimensiones psicoeducativas y socio emocional de niños de 0 a 13 años en la comunidad campesina de Urquillos, en el Valle Sagrado de los Incas, Cusco, Perú. Comenzó brindando atención psicológica a mujeres para enfrentar problemas de violencia intrafamiliar. Luego se añadieron talleres de arte y juego para niños con una mirada psicológica. Luego creamos una biblioteca comunitaria. Lo que nos caracteriza es la inclusión de la cosmovisión andina y la filosofía del Buen Vivir al centro de nuestra propuesta.

¿Qué representan los “picaflores” para la comunidad?
Los “picaflores” representan el espíritu del juego, la alegría y la libertad, nos recuerdan la importancia de mantener una conexión con la naturaleza, nuestros ancestros y la comunidad. Somos una gran familia de picaflores y picaflorcitos.

¿Qué tipo de actividades y metodologías utilizan para promover el bienestar emocional y el aprendizaje en los niños?
Utilizamos metodologías participativas basadas en el juego y el arte, promoviendo la libre expresión, la reflexión y los buenos vínculos afectivos. Ofrecemos talleres comunitarios de desarrollo socioemocional fomentando la autoestima, la empatía, la regulación emocional, el aprendizaje de la resolución de conflictos, la imaginación y la creatividad. Contamos con un programa de promoción de la lectura que se lleva a cabo en nuestra hermosa biblioteca, así como actividades socioculturales y actividades para madres y padres que fortalecen la identidad cultural y la integración comunitaria.

Los talleres se realizan todas las semanas y están dirigidos a niñas y niños de entre 3 y 14 años. La programación es la siguiente: los martes a las 11:00 a.m. se lleva a cabo el taller de Estimulación Musical Temprana para niños de 3 a 5 años y también para bebés de 0 a 2 años. Ese mismo día, a las 4:00 p.m., se realiza el taller de Arte Integral y Juego para niños de 4 a 12 años. Los jueves a las 4:00 p.m. se ofrece el taller de Promoción de la Lectura, con dos grupos: uno para niños de 3 a 7 años y otro para los de 8 a 14 años. Finalmente, los sábados a las 11:00 a.m., se desarrolla el taller de Afectividad y Educación Sexual para niños de 8 a 11 años. Además, damos atención en la biblioteca todas las tardes de 3 a 7 pm.

¿Qué cambios significativos ha notado en los niños que participan en La Casita?
Los niños han mostrado cambios significativos en su autoestima. Se sienten seguros y capaces de expresarse verbalmente a través de diversos lenguajes artísticos como la danza, el teatro, las artes plásticas. Sus habilidades sociales y fortalecimiento del sentido de comunidad se han incrementado: aprenden a resolver conflictos, expresar sus emociones. Su rendimiento académico también ha mejorado.

La Casita no solo ofrece apoyo psicoeducativo, sino que también integra la cosmovisión andina. ¿Cómo logran este equilibrio entre saberes ancestrales y enfoques modernos de la psicología?
La Casita integra prácticas y tradiciones andinas en sus actividades, valorando la identidad cultural de Urquillos. Esto nos permite abordar el desarrollo emocional y social de manera integral, colocando al centro el sentido de pertenencia y el orgullo por el propio pueblo y su cultura. La cosmovisión andina enfatiza los principios del Buen Vivir, es decir la profunda unidad entre los seres humanos y la naturaleza. Buscamos promover la conexión con la naturaleza a través de actividades al aire libre y campañas de cuidado del medio ambiente, por ejemplo. Por otro lado, celebramos las festividades andinas, respondiendo a la importancia que la dimensión espiritual tiene para la cultura andina rituales como el pago a la Tierra en el mes de agosto, la Fiesta del Sol, el día de los vivos y los muertos entre otras festividades. Trabajamos con la comunidad en faenas y compartir momentos que nos cohesionan.

En un mundo cada vez más tecnológico, ¿cómo ve el papel
de espacios comunitarios como La Casita para el desarrollo integral de los niños?
Los espacios comunitarios seguros brindan oportunidades ricas de aprendizaje colectivo, pero fundamentalmente para la interacción social y el desarrollo de las habilidades de comunicación. Los niños crecen juntos, juegan, conversan, intercambian opiniones y comparten sus experiencias acompañadas de adultos empáticos. Esto es extremadamente importante en estos tiempos de desconexión emocional debido a la avalancha tecnológica, que ha sepultado el contacto presencial y directo entre semejantes y que ha sumido a la niñez en un profundo aislamiento y soledad. El beneficio no solo redunda en los niños, sino también en la propia comunidad. Nuestro proyecto contribuye a preservar la cultura y las tradiciones de Urquillos. Esto es central para la identidad y el sentido de pertenencia de todos.

¿Qué valores promueve La Casita de los Picaflores para que los niños y sus familias se conecten con la sostenibilidad y el cuidado del entorno?
En nuestro proyecto Casita de los Picaflores, la filosofía del Buen Vivir (Allin Kawsay) juega un papel fundamental en la forma en que se aborda el desarrollo emocional y social de los niños. Nos convoca la armonía con la naturaleza, el respeto por la diversidad, buscando promover la inclusión y la equidad. Tenemos un enfoque holístico, viendo el desarrollo emocional y social de los niños de manera integral, considerando sus necesidades físicas, emocionales y espirituales. A su vez valoramos es fundamental la participación comunitaria.

En su visión a futuro, ¿cómo podría un proyecto como La Casita contribuir a la construcción de comunidades más resilientes y sostenibles en el Valle Sagrado?
Nuestra mirada es a mediano y largo plazo respecto al trabajo que realizamos con los niños de hoy. Imaginamos a futuro una generación de jóvenes y adultos compasivos y responsables con su comunidad. Personas que con una buena autoestima y sólida identidad cultural que trabajen por Urquillos con cariño y compromiso. Estamos sembrando semillas y cuidando su desarrollo. Los árboles del futuro darán buenos frutos si logramos sostener nuestro proyecto con el apoyo de la comunidad. Para ello hay que trabajar duro y parejo con la misma, con las familias y sus autoridades. Seguir afinando y fortaleciendo el modelo de trabajo que proponemos.

Si pudiera replicar este modelo en otras comunidades de Latinoamérica, ¿qué consejos daría a quienes deseen emprender proyectos similares?
Es importante conocer y valorar la identidad cultural de la comunidad, participar de sus procesos y, de ser posible, vivir allí. Establecer alianzas y colaboraciones con organizaciones y comunidades locales, así como fomentar su participación. Incluir servicios para los adultos y formar un comité de sostenibilidad con ellos. Colocar al centro del trabajo el Munay, el amor. Hay que hacer las cosas con amor hacia los niños, hacia la cultura, hacia la comunidad y hacia el equipo de trabajo. Considerar la dimensión espiritual que insufla vida e inspiración para alcanzar visiones que trasciendan lo programático. Centrar la atención en los vínculos humanos individuales, grupales y comunitarios. Sin un buen y cálido vínculo, sin honestidad y sin una buena ética centrada en el cuidado de todos los actores, no sería posible.

Patricia Vergara Bao
Rosina Vanessa Sánchez Jiménez

REFERENCIA
Astorima Farfán, G. M., & Gutiérrez Huamaní, O. (2024). Cosmovisión andina en la educación intercultural.
Desafíos, 15(1),102–107

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